Los casinos son lugares llenos de leyendas y supersticiones que son consideradas como parte inseparable de la diversión y el azar. Los jugadores encuentran poder en los amuletos, tienen un color de la suerte, consultan los astros antes de visitar el casino, buscan en baños y rezos la protección y el sendero que los conducirá al éxito y la fortuna; también se cuentan leyendas de famosos casinos encantados, lugares llenos de historias terroríficas que se transmiten de persona a persona en una interminable y creciente narración.
Los juegos de azar tienen sus lugares paranormales. En un lugar donde tantas energías, emociones y sentimientos se unen, pueden darse actividades que llegan a ponernos los pelos de punta. Las expectativas de una persona que visita un casino van desde la mera diversión al deseo de obtener un premio millonario, lleno de exaltación puede emitir tanta energía que no es nada raro que la unión de las energías de muchos, sean el acceso de fuerzas paranormales al lugar.
Existen leyendas escalofriantes que han trascendido en el tiempo y aun se comentan.
Una de las historias más comentada es la ocurrida en la capital se Sonora, Hermosillo, durante las celebraciones del fin de año, sucedieron hechos misteriosos que hoy son narrados por las personas mayores.
Como es costumbre en casi todo el mundo, la noche de fin de año las personas lucen sus mejores galas y salen a festejar. En los años cincuenta, el lugar propicio para conseguir pareja, eran los grandes salones donde se reunían para bailar y festejar las fechas especiales. Durante estas épocas los casinos eran el lugar propicio para divertirse, bailar y celebrar.
Una hermosa joven se preparaba para asistir a la fiesta de fin de año, con la esperanza de encontrar al hombre de sus sueños, pero, contrario a sus deseos, la madre le pidió que no asistiera y la acompañara pues, se encontraba indispuesta. A lo que la joven hizo caso omiso y con la ayuda de sus amigas salió de casa sin permiso y a escondidas. La noche cumplió sus promesas: diversión, risas, baile, coqueteos. La bella joven llamó la atención de algunos de los jóvenes. El más osado y apuesto se apresuró a invitarla a bailar, haciéndole saber que la esperaba. Mientras bailaban la muchacha sentía un calor penetrante e intenso en su espalda, donde se apoyaba la mano de su joven pareja. Pronto, el lugar comenzó a calentarse y se sentía un fuerte olor como de azufre, lo que alteró a los asistentes, quienes dejando de bailar se giraron a buscar el origen de aquel extraño olor. Al darse cuenta que el calor y el olor emanaban de la pareja y que aquel hombre tenía patas de cabra y cola: la confusión se apoderó del lugar, gritos desesperados cuando el lugar estalló en llamas, el hombre desapareció envuelto en humo, dejando a la joven sumida en una histeria que nubló su consciencia y su cordura.
En la actualidad las ruinas del casino son famosas y aun son visitadas por personas para practicar la magia negra y realizar invocaciones.