Se conoce como ludopatía “al impulso incontrolable de jugar o apostar muy a pesar de ser consciente de las consecuencias y el deseo de corregirse”.  algunas personas proyectan en el juego sus esperanzas de mejorar de forma mágica su economía y así mejorar las condiciones para el futuro; otras buscan salir de la realidad o la monotonía diaria. Sin embargo, para los jóvenes es la oportunidad de enfrentarse a retos que les permiten desarrollarse a nivel psicológico, físico y social, que les permite comprender normas, límites y convivencia social. Pero, la compensación económica que ofrecen los juegos de azar es la que genera el problema patológico del juego.

Se hace necesario que los padres estén atentos a los síntomas que pueden indicar que esta actividad está próxima a convertirse en una patología:

  • Se crea una dependencia emocional al juego.
  • Se invierte tiempo y dinero de forma extraordinaria.
  • Recurrentemente piensa y habla de su deseo de jugar, sobretodo si ha perdido dinero.
  • Si intenta, sin éxito, resistirse al impulso de jugar.

Cuando el juego interfiere de manera grave la cotidianidad y las relaciones sociales y familiares, se pierde el control sobre el juego y se genera una dependencia emocional, se puede entender que el juego ha comenzado a ser patológico y ello pueden notarse en varias fases:

La primera de ellas recibe el nombre de fase de ganancias. El jugador comienza a tener una racha de resultados positivos que lo llevan a considerar que tiene habilidades para el juego, propiciando la creencia de que ha creado su propio sistema y que es un gran jugador y provocará un aumento en la frecuencia con que juega e incrementará las apuestas gradualmente, con el objetivo de incrementar sus ganancias.

La segunda etapa es la fase de pérdida. En esta fase utiliza el juego como una estrategia para recuperar las constantes pérdidas. Comienza a pedir prestado para poder seguir apostando. Cuando se agota este recurso, pasa a conseguirlo de forma ilegal, cometiendo robos, fraudes y falsificaciones para conseguir los recursos necesarios para seguir apostando.

La siguiente es la fase de desesperación, que es la consecuencia lógica de las continuas pérdidas y deudas acumuladas. La desconfianza que genera en su entorno cercano y sus deseos de jugar se hacen cada vez más incontrolables.

Lo cual genera la fase de agotamiento. Cuando el adolescente sabe que no va a ganar, pero, eso no le impide continuar apostando. Sin embargo, sigue buscando la excitación de los sentidos para sentir que puede volver a lograr recibir ganancias, pero, el agotamiento y la desilusión lo llevan a los pensamientos suicidas.

La juventud busca en el juego superar la falta de expectativas, combatir el aburrimiento y mejorar sus relaciones sociales, busca olvidarse de los problemas familiares y escolares; son motivados también por deseo de ganar dinero y de reconocimiento. Aumentar los niveles de excitación para salir de la cotidianidad.

En el mundo entero se registran cifras muy altas de ludopatía en adolescentes. Esta problemática es propiciada por la oferta creciente de juegos de azar y el fácil acceso que tienen.